3 nov 2007

Meyer, Jacques. La vie quotidienne des soldats pendant la Grande guerre (1)

Meyer, Jacques. La vie quotidienne des soldats pendant la Grande guerre. Paris : Hachette, 1966.

Prólogo

La guerra no hace más que acentuar la diferencia entre la figura del militar y la del combatiente: uno se convierte en soldado en el momento que se juega la vida.
p. 15

Personajes y escenarios

La media de combatientes movilizados, a la vez, se mantiene aproximadamente sobre los dos milliones de soldados. La mayor parte de éstos fueron heridos al menos una vez y muchos de estos sufrieron heridas de tal gravedad que se beneficiaron de una pensión, según la ley de 1919.
p. 23

Las divisiones de reserva no participaron en los primeros combates que tuvieron lugar en las fronteras, ni en las primeras etapas de la retirada. Pero muchas de estas tropas, a base de marchas y contramarchas pudieron reunirse con el grueso de las tropas y tuvieron su oportunidad en primera línea en la Batalla del Marne.
p. 24

Los territoriales, los "abueletes", hombres de cuarenta años para arriba, eran llamados cariñosamente pero con ironía como los "toros terribles". El inicio de la guerra convirtió a éstos en guardianes de las vías de comunicación. Pero en el momento del avance alemán por Bélgica y el norte de Francia, y también en la llamada "carrera hacia el mar", algunas divisiones de territoriales sirvieron para "tapar" agujeros y participaron a menudo en combate.
p. 25

Muchas de estas divisiones fueron utilizadas para enterrar a los muertos y a los animales de tiro, así como para la preparación de segundas y terceras líneas de defensa, o sino también a tareas de conservación y reparación de vías de comunicación.
[...]
También en 1916, en Verdún, nos las encontraremos realizando las tareas más ingratas: transporte de municiones y avituallamiento, así como el mantenimiento de la llamada Voie sacrée. Formaban también parte de los batallones de los llamados "pionniers" que participaban en acciones de ataque. Su papel, aunque modesto y sin gloria, era indispensable.
[...]
La edad no constituía la más importante de las diferencias entre los soldados.
p. 26

El ejército (L'Armée) reflejaba la composición misma de la nación: se trataba de una nación en armas, donde el campesinado era una parte muy importante.
[...]
El campesino, alumno de la dura escuela de la tierra y de sus caprichos, resignado a una vida sin privilegios, soporta y lleva la aceptación de los inevitable. En general, era menos proclive a la protesta y a la revuelta que el ciudadano. También era más paciente y silencioso.
p. 28

De hecho, las tres cuartas partes de soldados eran campesinos, para los cuales las mobilización no había tenido la resonancia entusiasta que había tenido en las ciudades ni sobretodo en París.
p. 29
Según Jolinon, ser soldado de infantería es como purgar una penitencia.
p. 33

La ofensiva del 25 de septiembre de 1915 en Champagne fue el canto del cisne de la caballería.
p. 34
Continuará...

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