Cyrus Leroy Baldridge (1889-1977)
Artista, ilustrador y aventurero norteamericano.
Criado en un ambiente liberal y nómada, su madre pronto le inculcó los valores de la aventura y su carácter librepensador e independiente que le acompañaron el resto de su vida.
Fue en Chicago dónde despertó su afición por el arte, y más concretamente por el dibujo. Sus comienzos fueron de aprendiz del famoso dibujante y ilustrador Frank Holme. De hecho, éste se convirtió en un pilar imprescindible en la vida de Baldridge. Cuentan anecdóticamente que Baldridge compartía clase de dibujo, con modelos al desnudo, con alumnos mucho mayores que él. Colaboró también precozmente como ilustrador de diarios y periódicos con dibujos tomados de la realidad cotidiana de la ciudad. Su estilo realista imprimía en los dibujos una calidad de tipo fotográfico. Caldridge no sólo dibujaba, observaba la realidad hasta el último detalle.
A la edad de dieciocho años (1907) fue admitido en la University of Chicago. Debido a la pobreza de su familia, sufragó su estancia colaborando en todas aquellas tareas que estuviesen relacionadas con la pintura y el dibujo artístico. Licenciado en 1911, guardó un recuerdo imborrable de su paso por la Universidad. Su paso por la Universidad también fue recordado por compañeros que destacaron su humanidad y inigualable sentido del humor. Una vez licenciado se dedicó a buscar trabajos relacionados con el dibujo, pasando sobretodo apuros económicos. La búsqueda le proporcionó numerosos y variados trabajos, desde vaquero en un rancho de Tejas hasta jinete de la Illinois National Guard Cavalry. Como miembro de la Guard Cavalry fue a Nuevo Mexico durante las incursiones de Pancho Villa.
Estalla la Primera Guerra Mundial. Cyrus L. Baldridge, el idealista, se une al ejército francés. Es destinado al servicio de ambulancias como conductor.
Estados Unidos de América entra en la guerra en 1917. Baldridge se une a las fuerzas norteamericanas, a la infantería. No obstante, será destinado al equipo de la publicación Stars and stripes (Barras y estrellas). En esta nueva aventura creativa colaborará con Harold Ross, fundador y editor del New Yorker y con Alexander Wolcott, que más tarde será un reconocido crítico teatral del New York Times y del New Yorker. Baldridge, como ilustrador, dibujante y encargado del apartado gráfico, tendrá total libertad para viajar sin limitaciones por los diferentes escenarios del frente occidental. Esta experiencia le proporcionará un contacto directo, cruel y aterrador con la realidad de la guerra y la crudeza que conlleva. Los horrores de ésta le conmoverán de especial forma. Sus trabajos publicados durante la guerra en las portadas del Leslie’s Weekly y de Scribners le dieron una temprana fama en los Estados Unidos. A punto de terminar la Primera Guerra Mundial, publicó el que sería su primer libro, titulado I was there with the yanks in France (Estuve allí).
I was there es una recopilación de bocetos y dibujos que recogen, mejor que las fotografías, esos momentos de intimidad en la trinchera, en la Tierra de nadie, en los abrigos, en las cantinas, en todas las situaciones en las que el ser humano se reencuentra con el ser que lleva dentro y dónde afloran los más impresionantes sentimientos de humanidad y camaradería. Baldridge recoge en sus dibujos ese pathos dramático que embarga los gestos y las miradas de aquellos que conviven diariamente, a cada instante, con una muerte que les rodea.
Después de la guerra, y en compañía de la escritora Carolina Singer, se instaló en Nueva York, en el Village. El Village de los años veinte era un hervidero de movimientos y corrientes intelectuales. Su fama en los cenáculos intelectuales no tenía correspondencia económica y Baldridge tenía que aceptar todo tipo de trabajos de ilustrador para conseguir dinero, como participar en viajes de aventura. En uno de sus viajes, decidió cruzar el continente africano desde Sierra Leone hasta Etiopía para comprender mejor el llamado problema “negro”. De hecho, fue tal su asimilación con el tema que decidió evitar al máximo el contacto con blancos durante el viaje. Los dibujos, croquis y bocetos que realizó le proporcionaron un material excepcional que materializó juntamente con su mujer en el libro White africans and black. A raiz de este viaje y de sus convicciones, Baldridge y su mujer realizaron otros viajes alrededor del mundo para comprender y estudiar mejor la idiosincrasia de otros pueblos y razas. Nacieron entre otros libros, A Turn to the East o All the World is Isfahan. Su orientalismo militante le llevó a utilizar en sus dibujos motivos orientales e ilustrar reediciones de libros clásicos sobre temáticas del Próximo y Lejano Oriente.
La experiencia de la Primera Guerra Mundial le convirtió en un pacifista militante, además de simpatizar con las ideas socialistas. Su compromiso y su militancia le llevó en los treinta, en plena Depresión, a participar activamente en iniciativas de tipo social, como por ejemplo ilustrar el folleto Americanism: What is it. Se trataba de una publicación que abogaba por la restauración de los valores ciudadanos norteamericanos que derivaban exclusivamente de la Declaración de independencia norteamericana. En la década de los cuarenta continuó con su trabajo de ilustrador de libros y publicaciones periódicas. También publicó su autobiografía, Time and chance, de la que sacó varias ediciones y que estaba profusamente ilustrada con sus propios trabajos. En 1951, él y su mujer decidieron retirarse en Santa Fe, Nuevo Mexico.
En su nueva vida, Baldridge empezó a experimentar con la técnica al óleo. En los treinta años que median entre su retiro y su muerte, Baldridge retrató el norte de Nuevo México a base de muchos dibujos y óleos de paisajes. La mayoría de estos trabajos están depositados en la University of Wyoming.
Después de la muerte de su compañera, en 1962, Baldridge continuó especialmente activo hasta mediados de los setenta. Cyrus L. Baldridge se suicidió en 1977. Curiosamente, utilizó la pistola que había usado en la Primera Guerra Mundial.
Artista, ilustrador y aventurero norteamericano.
Criado en un ambiente liberal y nómada, su madre pronto le inculcó los valores de la aventura y su carácter librepensador e independiente que le acompañaron el resto de su vida.
Fue en Chicago dónde despertó su afición por el arte, y más concretamente por el dibujo. Sus comienzos fueron de aprendiz del famoso dibujante y ilustrador Frank Holme. De hecho, éste se convirtió en un pilar imprescindible en la vida de Baldridge. Cuentan anecdóticamente que Baldridge compartía clase de dibujo, con modelos al desnudo, con alumnos mucho mayores que él. Colaboró también precozmente como ilustrador de diarios y periódicos con dibujos tomados de la realidad cotidiana de la ciudad. Su estilo realista imprimía en los dibujos una calidad de tipo fotográfico. Caldridge no sólo dibujaba, observaba la realidad hasta el último detalle.
A la edad de dieciocho años (1907) fue admitido en la University of Chicago. Debido a la pobreza de su familia, sufragó su estancia colaborando en todas aquellas tareas que estuviesen relacionadas con la pintura y el dibujo artístico. Licenciado en 1911, guardó un recuerdo imborrable de su paso por la Universidad. Su paso por la Universidad también fue recordado por compañeros que destacaron su humanidad y inigualable sentido del humor. Una vez licenciado se dedicó a buscar trabajos relacionados con el dibujo, pasando sobretodo apuros económicos. La búsqueda le proporcionó numerosos y variados trabajos, desde vaquero en un rancho de Tejas hasta jinete de la Illinois National Guard Cavalry. Como miembro de la Guard Cavalry fue a Nuevo Mexico durante las incursiones de Pancho Villa.
Estalla la Primera Guerra Mundial. Cyrus L. Baldridge, el idealista, se une al ejército francés. Es destinado al servicio de ambulancias como conductor.
Estados Unidos de América entra en la guerra en 1917. Baldridge se une a las fuerzas norteamericanas, a la infantería. No obstante, será destinado al equipo de la publicación Stars and stripes (Barras y estrellas). En esta nueva aventura creativa colaborará con Harold Ross, fundador y editor del New Yorker y con Alexander Wolcott, que más tarde será un reconocido crítico teatral del New York Times y del New Yorker. Baldridge, como ilustrador, dibujante y encargado del apartado gráfico, tendrá total libertad para viajar sin limitaciones por los diferentes escenarios del frente occidental. Esta experiencia le proporcionará un contacto directo, cruel y aterrador con la realidad de la guerra y la crudeza que conlleva. Los horrores de ésta le conmoverán de especial forma. Sus trabajos publicados durante la guerra en las portadas del Leslie’s Weekly y de Scribners le dieron una temprana fama en los Estados Unidos. A punto de terminar la Primera Guerra Mundial, publicó el que sería su primer libro, titulado I was there with the yanks in France (Estuve allí).
I was there es una recopilación de bocetos y dibujos que recogen, mejor que las fotografías, esos momentos de intimidad en la trinchera, en la Tierra de nadie, en los abrigos, en las cantinas, en todas las situaciones en las que el ser humano se reencuentra con el ser que lleva dentro y dónde afloran los más impresionantes sentimientos de humanidad y camaradería. Baldridge recoge en sus dibujos ese pathos dramático que embarga los gestos y las miradas de aquellos que conviven diariamente, a cada instante, con una muerte que les rodea.
Después de la guerra, y en compañía de la escritora Carolina Singer, se instaló en Nueva York, en el Village. El Village de los años veinte era un hervidero de movimientos y corrientes intelectuales. Su fama en los cenáculos intelectuales no tenía correspondencia económica y Baldridge tenía que aceptar todo tipo de trabajos de ilustrador para conseguir dinero, como participar en viajes de aventura. En uno de sus viajes, decidió cruzar el continente africano desde Sierra Leone hasta Etiopía para comprender mejor el llamado problema “negro”. De hecho, fue tal su asimilación con el tema que decidió evitar al máximo el contacto con blancos durante el viaje. Los dibujos, croquis y bocetos que realizó le proporcionaron un material excepcional que materializó juntamente con su mujer en el libro White africans and black. A raiz de este viaje y de sus convicciones, Baldridge y su mujer realizaron otros viajes alrededor del mundo para comprender y estudiar mejor la idiosincrasia de otros pueblos y razas. Nacieron entre otros libros, A Turn to the East o All the World is Isfahan. Su orientalismo militante le llevó a utilizar en sus dibujos motivos orientales e ilustrar reediciones de libros clásicos sobre temáticas del Próximo y Lejano Oriente.
La experiencia de la Primera Guerra Mundial le convirtió en un pacifista militante, además de simpatizar con las ideas socialistas. Su compromiso y su militancia le llevó en los treinta, en plena Depresión, a participar activamente en iniciativas de tipo social, como por ejemplo ilustrar el folleto Americanism: What is it. Se trataba de una publicación que abogaba por la restauración de los valores ciudadanos norteamericanos que derivaban exclusivamente de la Declaración de independencia norteamericana. En la década de los cuarenta continuó con su trabajo de ilustrador de libros y publicaciones periódicas. También publicó su autobiografía, Time and chance, de la que sacó varias ediciones y que estaba profusamente ilustrada con sus propios trabajos. En 1951, él y su mujer decidieron retirarse en Santa Fe, Nuevo Mexico.
En su nueva vida, Baldridge empezó a experimentar con la técnica al óleo. En los treinta años que median entre su retiro y su muerte, Baldridge retrató el norte de Nuevo México a base de muchos dibujos y óleos de paisajes. La mayoría de estos trabajos están depositados en la University of Wyoming.
Después de la muerte de su compañera, en 1962, Baldridge continuó especialmente activo hasta mediados de los setenta. Cyrus L. Baldridge se suicidió en 1977. Curiosamente, utilizó la pistola que había usado en la Primera Guerra Mundial.
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