5 ene 2010

Dossier Meteor

Los conflictos humanos y en especial las guerras ofrecen a menudo episodios que resultan curiosos, o si queremos paradójicos.
En este sentido, la Gran Guerra es un filón para encontrar historietas que reflejen las situaciones más estrambóticas. Dentro del gran magma de este catálogo de despropósitos se sitúa la historia y posterior desenlace del buque de guerra alemán Meteor.
El Meteor alemán nació con el nombre de Vienna en 1903. Antes de la guerra, el Vienna era un buque mercante de la companía Leith, Hull & Hamburg Steam Packet que cubría la línea entre Leith y Hamburgo. El Vienna tenía una eslora de 85 metros y desplazaba casi 2000 Tn a una velocidad máxima de 14 nudos. Para su desgracia, el Vienna se encontraba en Hamburgo cuando estalló la guerra. Al poco fue requisado por las autoridades germanas que le añadieron dos cañones, uno de 88 mm y otro de 37 cm y dos tubos lanzatorpedos para su nueva tarea de portaminas-corsario. El Vienna salió nuevamente a la mar con el nombre de Meteor.
Al mando del capitán de corbeta Wolfram von Knorr partió el 29 de mayo de 1915 con la misión de minar una zona cercana al puerto de Archangelsk que era el destino de un fluido tráfico de mercancias y materiales de guerra que los aliados, y especialmente los británicos, estaban enviando a Rusia.
El Meteor, a pesar de algunos apuros -fue avistado aunque confundido con un buque de carga ruso-, cumplió con creces su misión. Se cree que sus minas enviaron a pique a unos tres o cuatro cargueros rusos.
Finalizada la misión de minado y de vuelta a Alemania, el Meteor interceptó y hundió a otros dos cargueros, esta vez uno sueco y el otro noruego.
El Meteor volvió a hacerse a la mar el 6 de agosto de 1915. Esta vez le acompañó el submarino U-17. Destino: fondear campos de minas en el área de Moray Firth, Escocia. El Meteor volvió a triunfar. Se cree que sus minas provocaron el hundimiento del destructor británico HMS Lynx, aunque las mismas fuentes no lo confirmen. En este punto, sí que se tiene la seguridad que los dragadores de minas de la armada británica sufrieron graves desperfectos y 21 bajas al intentar retirar los campos de minas fondeadas por el Meteor.
Otra vez con la misión cumplida, el Meteor puso rumbo a Alemania. El Almirantazgo británico encolerizado por los triunfos germanos en la ciencia minológica, envió una escuadra de cruceros al mando del comodoro Le Mesurier con el fin de dar caza al sortudo mercante.
Éste, durante su retorno, tuvo tiempo aún de echar a pique a otro buque inglés, el también mercante reconvertido en barco de guerra Ramsey.
El Ramsey, con órdenes expresas de inspeccionar todo buque sospechoso, dió el alto al Meteor, disfrazado de vapor ruso. Al instante, el Meteor desplegó la bandera alemana y abrió fuego con sus pobres cañones, lanzando incluso un torpedo. La suerte -esta vez- no estuvo del lado británico: el Ramsey se hundió en poco menos de cinco minutos. Los supervivientes del Ramsey junto con el capitán Raby fueron rescatados por el Meteor y subidos a bordo como prisioneros.
Para seguir con el relato de los hechos prefiero tomar la narracióin mucho más lograda y emocionante de Luis Mille en su Historia naval de la Gran Guerra cuando narra las últimas aventuras del Meteor.
La aventura del Meteor [Vienna] -según Mille- acabó así:

"Las escuadras [británicas] lanzadas en pos del fugitivo iban tejiendo una espesa red en derredor de éste; los alemanes estaban tan lejos de sospechar el peligro, que aún se detuvieron a registrar un velero danés, cargado de madera, que se dirigía a Leith.
En la mañana del 9, un hidroavión alemán pasó sobre los buques del comodoro Tyr whitt, que procedentes de Harwich iban hacia el norte, sin que los cañones antiaéreos fuesen capaces de hacer blanco en él, siguiendo hacia la isla de Borkum. Casi a la misma hora, un zeppelin pasó sobre el Meteor y le advirtió de la presencia de los cruceros enemigos que se interponían entre su situación y el golfo de la Jahde y le aconsejó arrumbase al Norte, en dirección que vino a coincidir con la de Tyrwhitt, a cuarenta millas por delante de sus buques.
Dos zeppelines y tres submarinos fueron enviados en ayuda del portaminas; pero cuando su comandante vió los primeros buques contrarios, decidió hundir el Meteor, y cuando los ingleses fueron estrechando el cerco en derredor de él, sus tripulantes en unión con los del Ramsey, navegaban en un velero sueco. Los ingleses, por su parte, se alejaron temerosos de que el alemán hubiese sembrado minas en aquellos parajes antes de hundir su buque.
También es curioso este encuentro por el problema de derecho internacional que se suscitó a bordo del velero sueco; dentro del alcance de los cañones británicos, ¿quiénes eran los prisioneros a bordo, los alemanes del Meteor o los ingleses del Ramsey? Éstos [británicos] alegaban que quedaban en libertad y no debían seguir a sus enemigos, conforme éstos [alemanes] pretendían. La fórmula consistió en que los supervivientes del Ramsey transbordasen a un pequeño pesquero noruego, llegando von Knorr a prestar unas libras esterlinas al teniente de navió Atkins, quién se las devolvió por el trámite de la Embajada norteamericana, acompañando las gracias."

Los hechos, aún narrados con el peculiar estilo de Mille, sucedieron tal y como los contó.
El final de la aventura del Meteor fue una curiosa paradoja que terminó de la mejor forma posible, sin embargo, los románticos episodios de los corsarios llegarían pronto a su fin dando paso a las estúpidas y horrendas acciones de guerra como el Baralong o como el SS Persian o peor, el hundimiento de buques-hospital con miles de victimas indefensas.

Fuentes:

- Mille, Mateo. Historia naval de la gran guerra 1914-1918. Barcelona : Iberia. Joaquín Gil Editor, [1939].
- "Germany's Meteor" http://www.strikenet-games.com/Meteor.html
- ["Ramsey and Meteor"] http://www.isle-of-man.com/manxnotebook/maritime/iomspco/sr_ch13.htm

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