9 jun 2010

Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra


Quizá los orígenes de la Primera Guerra Mundial han sido uno de los temas históricos más estudiados.
La historiografía ha trabajado, principalmente, los miles y miles de documentos diplomáticos que produjeron las embajadas y los gabinetes de los principales países implicados en la conflagración mundial de 1914. Junto a la copiosa documentación diplomática, los estudiosos diseccionaron las decenas de biografías y memorias de los personajes más sobresalientes del momento, así como las publicaciones preexistentes que permitiesen elaborar un marco o un punto de partida en las investigaciones. De esta manera, y junto a las inevitables derivas, la historiografía, demasiado a menudo, dejó de banda, no siempre de forma voluntaria, una documentación imprescindible para la comprensión de la llamada "crisis de julio de 1914" y el posterior desencadenamiento del conflicto. Se trata de la documentación procedente de los servicios secretos o de las inteligencia militares de los países contendientes. Un caso paradigmático es el alemán.
Siempre se creyó que los archivos del servicio de inteligencia del ejército alemán, la Geheime Nachrichtendienst des Heeres, fueron destruidos por los bombardeos aliados durante 1945 en Potsdam. La realidad, sin embargo, no fue tan terrible. Cierto que el Heeresarchiv del ejército prusiano fue totalmente destruido, pero los archivos militares correspondientes a otros reinos del Reich alemán se conservaron. Fue el caso de los archivos bávaros y del reino de Baden-Württemberg, que a pesar de las diferentes vicisitudes, pudieron conservarse en los archivos militares de sus respectivos lands, concretamente en Munich y Stuttgart. Junto a esta preciosa documentación, los investigadores pueden contar con las memorias que escribió el Generalmajor Fritz Gempp, mano derecha del jefe de los servicios secretos militares del ejército alemán, Walter Nicolai. El documento elaborado por Gempp permite a los investigadores tener, de primera mano, una visión global de lo que fue la actuación de la Geheime Nachrichtendienst des Heeres, comunmente conocida como ND, durante no sólo 1914 y la posterior guerra, sino, incluso desde antes. Los informes de Gempp son, de hecho, consultables en la actualidad.
Según Ulrich Trumpener, uno de los investigadores que mejor ha estudiado el informe Gempp y los archivos militares secretos bávaros y de Baden-Württemberg, las conclusiones que se extraen respecto a la participación alemana en la conflagración de la Gran Guerra durante julio-agosto de 1914, son sorprendentes.
En 1914, todos los cuarteles generales de los principales ejércitos del mundo poseían algún departamento o sección que les permitiese estar informados de los movimientos, avances en armamento y otras informaciones valiosas tanto de sus actuales aliados, como de sus potenciales enemigos. El Reichesheeres no era una excepción. A banda de los consabidos y observados agregados militares, personal diplomático e incluso periodistas, el ejército alemán tenía un pequeño servicio que realizaba las tareas propias de espionaje militar, así como los programas de contrainteligencia militar. Este negociado de espionaje militar creado en la década posterior a la guerra francoprusiana, recibía el críptico nombre de Sektion IIIb.
La Sektion IIIb se encargaba, solamente, de recavar, obtener y conseguir informaciones militares y de inteligencia de todo tipo, susceptibles de poder utilizarse ulteriormente para valoraciones de tipo militar. Las informaciones o la documentación conseguida era enviada a la sección o departamento oportuno para ser evaluadas y trabajadas. De esta manera, los datos pertenecientes al ejército ruso eran transmitidas al Erster Abteilung que se encargaba del ámbito geográfico ruso y de los países nórdicos. En caso de informaciones sobre Francia, los datos se enviaban al Dreiter o 3r abteilung o departamento, y así sucesivamente.
El personal perteneciente a la Sektion IIIb era de diversa índole. El personal burocrático dirigido directamente desde Berlin se encargaba de tareas de gestión, mantenimiento y difusión de la información, mientras que existía otro tipo de personal, llamado de campo, que era el que realizaba las tareas de espionaje sobre el terreno. Conocidos como Nachrichtenoffiziere o simplemente NOs, se trataba habitualmente de tenientes o capitanes, con un duro entrenamiento de academia militar, destinados a los cuarteles militares situados en los diversos puntos fronterizos del Reich. En 1914 había exactamente 11 NOs. Seis de ellos en los cuarteles de Münster, Coblenza, Metz, Saarbrücken, Karlsruhe y Estrasburgo, en las fronteras occidentales. Y cinco en las fronteras orientales, Königsberg, Allenstein, Danzig, Posen y Breslau.
Los NOs no contaban con un staff propio por evidentes motivos de seguridad, lo que les proporcionaba una absoluta libertad de movimientos y un hermético secretismo en sus operaciones.
Cuando el príncipe heredero al trono austríaco fue asesinado, la gran mayoría de miembros del gobierno y de altos cargos del ejército alemán estaban de vacaciones (los almirantes von Tirpitz y von Pohl, Moltke, Groener y también el jefe de los servicios secretos, Walter Nicolai). Que las consecuencias que pudiese tener el asunto no eran de una extrema importancia en los centros de mando y en el gobierno alemán lo demuestra el hecho de que durante la reunión de Potsdam del 5 de julio, la del famoso "cheque en blanco" a los austríacos, el Kaiser se encontraba prácticamente solo.
El protocolo en la Sektion IIIb estipulaba que cuando el jefe Nicolai estaba ausente o de permiso, la máxima responsabilidad recaía en el oficial de operaciones, capitán Kurt Neuhof, y que el grado de segundo lo detentaba el capitán Stotten, encargado del área occidental. El hecho de que esta situación de interinidad se mantuviese hasta el 25 de julio, cuando se reintegraron en sus respectivos puestos Moltke y el resto de altos cargos, incluido el jefe de los servicios secretos Nicolai, demuestra la tranquilidad que se vivía en el cuartel general del ejército alemán así como la clara voluntad de no iniciar movimientos militares.

Continua en: Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra (II)

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