20 ene 2010

Henry Tonks: el pintor del sufrimiento


Una de las peores lecciones -por cierto, no aprendidas- que nos proporcionó la Gran Guerra fue el brutal y cruel sufrimiento que una guerra industrial podía provocar en el ser humano, no sólo a nivel espiritual, sino también físico. Las heridas que provocaron los nuevos artilugios de guerra hirieron, mutilaron y aniquilaron de forma horripilante a decenas de miles de soldados.
La artillería pesada y sus consecuencias fueron los verdaderas protagonistas de esta inédita guerra tecnológica.
Shrapnels, metralla, gases tóxicos, lanzallamas, etc. fueron los causantes de horribles y nuevas heridas en muchos de los supervivientes. Heridas que jamás serían superadas y que sumirían a decenas de miles de veteranos en una agonía existencial el resto de sus vidas. No cabe duda que el nivel de daños inflingidos al enemigo superaba toda expectativa.
Los propios profesionales de la medicina se vieron superados por el horror de las heridas, los mismos mandos militares se percataron que mandaron a la guerra a ejércitos con uniformes o pertrechos propios de otro siglo y otra tecnología. La guerra industrial lo barrió todo a su paso: esperanzas de una guerra fugaz que a golpe de acero impusieron el horror y el dolor.
Las horribles secuelas de la guerra prosiguieron por los años y los supervivientes cruelmente mutilados fueron pronto olvidados en ese pozo en que se cae y no se vuelve jamás.
La propia propaganda y ese indecoroso sentido de esconder la realidad ocultaron el verdadero rostro de la guerra. Pocos fueron los valientes que lo sacaron a la luz. Henry Tonks fue uno de ellos.
La figura de Tonks sugiere, a menudo, un escenario de claroscuros. Era médico, era artista? Era ambos?
Su vida tampoco aclara mucho la duda.

Tonks
Henry Tonks nació en el condado inglés de Warwickshire en 1862.
Pronto descubrió su vocación por la medicina y en 1879 ya se encontraba como estudiante-interno en el Royal Sussex County Hospital de Brighton. En 1892 ya formaba parte de la Fellowship of Royal College of Surgeons dando clases de anatomía en el London Hospital Medical School.
Su otra pasión apareció un poco antes, en 1888. Tonks, un joven entusiasta, decidió matricularse a clases nocturnas de arte en la Westminster School of Art, con Fred Brown como maestro. Sus dotes como dibujante y sus conocimientos de anatomía pronto le proporcionaron un calurosa bienvenida en los círculos artísticos como en el New English Art Club. Sin embargo, a medida que su pasión por el arte aumentaba su renuncia al mundo de la cirugía se hacía más patente.
En este punto, Brown -su maestro en la Westminster School of Art- le proporcionó la posibilidad de dar algunas clases de dibujo como auxiliar en la Slade School, a lo que Tonks accedió gustoso.
El gusto por el dibujo y predilección por la creación a pastel eran las bases de su técnica y por consiguiente de su obra. Hasta finales del siglo XIX continuó predominando en su obra la acuarela, así como las obras al carboncillo o al pastel. Su exquisito detallismo y su afán por mostrar una realidad inalterable en las formas hicieron que estas características permaneciesen en sus pocas obras al óleo, de 1915 en adelante.
El estilo de Tonks, sobretodo en su orígenes, es inclasificable. Algunos críticos, sin embargo, consideran que fue uno de los primeros artistas británicos que sintió la influencia de las impresionistas franceses. Aún así, sus formas no responden exclusivamente a ninguna de las tendencias o escuelas artísticas de la época.

La guerra
Fue precisamente la Gran Guerra la que volvería a poner sobre la mesa la dicotomía entre sus dos pasiones.
En los primeros compases del conflicto decidió aparcar momentáneamente el arte para dedicarse a la medicina y en 1914 trabajó como camillero en hospital para prisioneros de Dorchester. A finales de ese año se trasladó al hospital para oficiales británicos de Hill Hall en Essex. Fue en este lugar cuando el médico Tonks ocupó el lugar del Tonks artista y se percató del sufrimiento físico y espiritual de los heridos.

A saline infusion


Al poco se trasladó al frente y en el dispensario de campaña de Arc-en-Berrois (Francia), Tonks demostraría que no había perdido nada de su talento como dibujante. Como ayudante asistió a una de las innumerables escenas de sufrimiento y dolor a las que estaban sometidos los heridos. Con ese retrato mental consiguió realizar una serie de bocetos y croquis que fraguaron en la obra A saline infusion.
A saline infusion es un dibujo al carboncillo que muestra el momento de extremo dolor de un herido justo cuando se le está administrando una solución salina. La representación del dolor y del sufrimiento del paciente no pueden ser más vívidas.
A pesar de lo diluido de la escena, se observa al herido en un estertor de dolor y a dos médicos y una enfermera intentando aliviar su sufrimiento.
Los críticos ven en el herido un gesto asimilable a las líneas de las deposiciones de Cristo de los pintores barrocos. En este punto, relacionan la predilección que sentía Tonks por pintores como Velázquez y Rubens.
A saline infusion provoca en el espectador un natural sentimiento de compasión por el herido y su sufrimiento.
En este punto se distancia de otros artistas, como por ejemplo John Lavery que ofrece en sus primeras obras una ternura inocente hacia los heridos. First wounded, London Hospital de 1914 de Lavery muestra una sala de hospital con heridos convalescientes en una actitud absolutamente más descansada y donde el primero plano lo ocupa una enfermera que benda cuidadosamente a un herido en un claro estado de sosiego. La obra, producto de una clara significación propagandística, muestra el descanso del soldado después de su cumplimiento del deber, su premio.
En contraposición, el convulsionado y doliente herido de Tonks ofrece la cruda realidad de la guerra: el sufrimiento. La obra es pues un claro exponente del compromiso de Tonks consigo mismo y con lo real.

Inglaterra, Italia y de vuelta a Inglaterra

Durante esa temporada, inicios de 1915, Tonks sirvió como camillero para la Cruz Roja británica, aunque sus periplos eran cortos, ya que a mediados de ese mismo año estaba en un hospital de Cookham dando lecciones de bendaje.
Estando en Cookham aceptó una oferta para acompañar una ambulancia de la Cruz Roja británica con destino Italia. Al poco se encontró al mando de la empresa ya que el resto de personal carecía totalmente de conocimientos médicos. La empresa, evidentemente, duró poco.
A finales de 1915 estaba de vuelta en Inglaterra.

Continúa en: Henry Tonks: el pintor del sufrimiento (II)

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