10 jun 2011

Blaise Cendrars en la Gran Guerra: La Main coupée


Considerada una de las figuras literarias más destacadas y peculiares de la letras francesas del siglo XX, la biografía de Blaise Cendrars, Fréderic Louis Sauser de nacimiento, es una mezcla de episodios grotescos e historias increíbles. Aprendiz de relojero en su Suiza natal, marchante de joyas en Rusia, copista de manuscritos en bibliotecas rusas, pseudoperiodista en Paris, figurante, actor fracasado en Estados Unidos y un largo etcétera forman un curioso currículo.A pesar de esta cómica amalgama de ocupaciones y labores, su opus literaria habla por si sola. Cualquier estudioso que quiera sumergirse en la dilatada y excéntrica vida del célebre escritor de Neuchâtel -nacionalizado francés en 1916- se encontrará con luces y sombras.
De entre las fases más 'brillantes' de Cendrars, figura su experiencia como soldado en el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial.Aunque se trató de un episodio traumático - perdió el brazo derecho - , el bautismo de fuego y las cenizas del mismo (su pseudónimo proviene del término 'cendres', cenizas) le proporcionaron una visión más pesimista y ácida de la existencia que quedaría patente en su obra. El Cendrars de 1914 difiere, y en mucho, al Cendrars de 1918. La Main coupée es su Rubicón.
La Main no es una obra realizada al abrigo o al reflujo de la guerra, al contrario. Aunque Cendrars realiza una primera versión en 1918, no será hasta la Segunda Guerra Mundial durante su 'exilio' en la Provenza cuando al conocer la muerte de su hijo en África decide reemprender el relato de sus experiencias y reflexiones sobre la Gran Guerra, en forma de una tetralogía. La Main coupée (La mano cortada, 1946), constituye el segundo de los libros de esa tetralogía que completan L'Homme foudroyé (El hombre fulminado, 1945), Bourlinguer (1948) y Le Lotissement du ciel (La urbanización del cielo 1949). Pseudoperiodista panfletario en la Paris de la segunda década del siglo, Cendrars vio en el estallido de la Gran Guerra la posibilidad de 'luchar' por su patria de adopción. Alistado en la Legión extranjera a finales de 1914, vivió en sus carnes la crudeza de la guerra en sí misma, pero aún más el desprecio que sentía y manifestaba gran parte de l'Armée hacia la Legión extranjera, de dudosa reputación -especialmente por sus miembros- aunque con un prestigio militar fuera de duda.
La Main coupée narra el periplo de Cendrars por la dura guerra de trincheras desde finales de 1914 hasta septiembre de 1915, cuando en una de las fases de la batalla de la Champagne pierde el brazo y es licenciado.
La Main ni oculta ni tamiza. Es guerra en estado puro, pero no en un estricto sentido jungeriano de la Res bellica. Adopta, queriendo o sin querer, un aire de Dorgelès y de Barbusse. Más francés, más desinhibido, más humano. Y menos castrense que Jünger, divaga en consideraciones morales que también supuran Chevalier o Duhamel. Cendrars nos 'confiesa' que la guerra es terrible, pero aún peor es la humanidad que la ha creado y la alimenta sin fin. Cendrars se amara del sinsentido. Algunos de los pasajes más duros y escabrosos los narra con una especial mezcla de cinismo e ironía.
La distancia temporal entre los hechos y la obra no es gratuita. Mientras la descripción del tedio de las trincheras, de las horas muertas o del resentimiento hacia los gendarmes y emboscados es vívido y fresco, en otros capítulos se nota el peso de la reflexión de más de dos décadas sobre lo sucedido. Las reflexiones más íntimas reposan sobre tres temas. El primero, su 'fidelidad' incondicional hacia los compañeros de pelotón. El segundo, su desprecio más absoluto hacia todo lo relacionado con el mundo castrense, empezando obviamente por sus superiores, con raras excepciones. El postrer aspecto, y quizá el más notorio, es su odio visceral hacia todo lo alemán, sea o no militar.
Ocupado más en temas logísticos que en ofensivas militares, su vida en el frente transita por las tres esferas enumeradas. Las dos primeras, el compañerismo de guerra y el odio hacia el stablishment castrense, son leitmotivs muy recurrentes en la literatura testimonial de guerra. El tercero es denominación de origen 'Cendrars', tal y como expone Audoin-Rouzeau en su análisis. La situación que vive Francia durante la Segunda Guerra Mundial, junto a la muerte de su hijo, radicalizan la visión del enemigo, a pesar de haber transcurrido más de veinticinco años.
Esta visión irracional del enemigo de Cendrars es una excepción al testimonio de guerra. No se limita a enumerar experiencias y refriegas, las 'aliña' con un poso de odio casi extremo y a momentos enfermizo. Sirva como ejemplo el pasaje de la captura y traslado de un prisionero alemán o el episodio del perro emisario. El ritmo narrativo es intenso, a instantes trepidante. En otros pasajes, sin embargo, consigue transmitir perfectamente el tedio de la guerra al lector. El lenguaje es muy creíble tanto por la terminología como por el argot. No evita ni un solo insulto o palabra malsonante que considere imprescindibles para recrear el clima. No hay que perder de vista que estava en la Legión extranjera.
Los diferentes episodios del libro narran desde la descripciones y hazañas de sus compañeros hasta las cuestiones más baladíes. Algunas están envueltas en una aureola un tanto misteriosa, como el cas del inspector que se traslada hasta el frente para interrogarlo, o la epopeya con la barcaza por un afluente del Somme.Curiosamente, el suceso menos descrito es el de su mutilación durante el combate. Solo una mención sui generis, más propia de Freud que de un veterano de guerra.
La Main coupée de Blaise Cendrars no entrará en los anales de la literatura universal. Sin embargo, y desde una visión más reducida del género 'testimonio de guerra', su obra aporta otra versión más de lo que fue y representó la Gran Guerra para una gran parte de los que participaron: un negocio sucio y evitable.

Muy recomendable.

Fuentes:

Audoin-Rouzeau, S. et J.J. Becker. "Blaise Cendrars et la "Main coupée". En Guerres et Conflits contemporains, n° 175, juin 1994, pp 21-35.
Cendrars, Blaise. La Main coupée. Paris : Denoël, 1993. [Original]
Cendrars, Blaise. La Mano cortada. Barcelona : Argos Vergara, DL 1980. [Traducción: Nuria Sales de Bohigas]

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