Al estallar la guerra, a Sir Horace Smith-Dorrien le fue asignado el mando de la Home Defence Army. Sin embargo, la inoportuna muerte de Sir James Grierson durante el viaje de la BEF al continente, le ofreció la oportunidad de hacerse cargo del IIº Cuerpo de ejército, que consistía en la 3a y 5a divisiones. La designación de Smith-Dorrien como comandante de esta unidad el 21 de septiembre no estuvo exenta de polémica. Fue Lord Kitchener quien respaldó firmemente su elección muy a pesar de los deseos de Sir John French, quien mantenía una tensa y difícil relación con Smith-Dorrien por cuestiones pretéritas. Así, y al mando del IIº Cuerpo, Smith-Dorrien se dirigió hacia Mons para situarse al igual que el resto de la BEF en el flanco izquierdo de la linea que tenia que hacer frente al avance alemán. El 5º ejército francés al mando del general Lanzerac se situaría a la derecha. Pero desde un mal inicio la coordinación entre las tropas francobritánicas fue nula o inexistente, ya que las tropas francesas se habían retirado al sudeste de la línea, dejando a las tropas británicas sin cobertura por los flancos, y lo peor, a solas ante el impresionante avance germano.
A la retirada francesa, se añadió un grave error de apreciación del Estado mayor británico al creer que la BEF se hallaba solamente ante dos cuerpos de infantería y una división de caballería alemanes, cuando en realidad estaban frente un completo cuerpo de ejército al mando del general Von Kluck. La batalla o refriega de Mons abrió los ojos británicos ante la cruda realidad. A pesar de resistir el embite alemán muy dignamente, los británicos salieron derrotados y tuvieron que retirarse en toda la línea. Después de Mons, el primer choque de la Gran Guerra entre fuerzas alemanas y británicas, se inició lo que la historiografía militar a dado en llamar "The Great retreat" o la retirada de Mons. Sin apenas cobertura de flancos, la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF) inició un repliegue que duraría más de una semana hasta llegar a posiciones cercanas a París.
Por su parte, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien recibió órdenes, a primeras horas de la tarde del 24 de agosto -en plena batalla de Mons- de retirarse ordenamente. Aunque orden no era precisamente lo que reinaba en las filas británicas esa tarde en Mons. La falta de comunicación y las noticias sesgadas acabaron de complicar la cuestión. El fragor de la batalla provocó que determinadas unidades perdiesen la comunicación con el puesto de mando, lo que significó que la retirada a posiciones más seguras provocase escenas caóticas. Aún así el repliegue pudo realizarse de forma más o menos segura. La situación de las unidades de Smith-Dorrien era más que delicada ya que estaban siendo superados por los flancos y las bajas no cesaban de aumentar debido a un mortífero fuego de artillería alemán que provenía del este de la zona de St. Symphorien. El episodio de Mons se cerraba y se abría el de la Gran retirada.
La precipitada retirada británica fue seguida por una persecución alemana sin descanso. El repliegue inglés fue muy penoso, largas marchas en condiciones de extremo cansancio, falta de avituallamiento, pérdida o abandono de material bélico, etc. La situación para los alemanes no fue mejor.
Por su parte, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien recibió órdenes, a primeras horas de la tarde del 24 de agosto -en plena batalla de Mons- de retirarse ordenamente. Aunque orden no era precisamente lo que reinaba en las filas británicas esa tarde en Mons. La falta de comunicación y las noticias sesgadas acabaron de complicar la cuestión. El fragor de la batalla provocó que determinadas unidades perdiesen la comunicación con el puesto de mando, lo que significó que la retirada a posiciones más seguras provocase escenas caóticas. Aún así el repliegue pudo realizarse de forma más o menos segura. La situación de las unidades de Smith-Dorrien era más que delicada ya que estaban siendo superados por los flancos y las bajas no cesaban de aumentar debido a un mortífero fuego de artillería alemán que provenía del este de la zona de St. Symphorien. El episodio de Mons se cerraba y se abría el de la Gran retirada.
La precipitada retirada británica fue seguida por una persecución alemana sin descanso. El repliegue inglés fue muy penoso, largas marchas en condiciones de extremo cansancio, falta de avituallamiento, pérdida o abandono de material bélico, etc. La situación para los alemanes no fue mejor.
La inicial retirada de Mons provocó que las comunicaciones entre el Cuartel general de French y los dos cuerpos de Haig y Smith-Dorrien se resintiesen. Aún así, se decidió que las tropas se retirarían a una zona más segura donde poder estabilizar un frente con los franceses, que a su vez se iban retirando sin apenas comunicarse con sus aliados. Finalmente y después de algunas peripecias, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien llegó a Le Cateau el 25 de agosto a les tres y media de la tarde, es decir un día después de haber iniciado la retirada.
Continúa en: Sir Horace Smith-Dorrien y la Gran Guerra (II)
2 comentarios:
Algunos autores tienen en gran estima a Smith-Dorrien y lo colocan como víctima del general John French. Me alegro de que estés en proceso de profundizar en la figura de Smith-Dorrien.
Por lo que voy leyendo, el personaje es muy interesante y merece la pena, de veras, echarle un vistazo, más profundo.
Un saludo.
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