La batalla de Passchendaele, oficialmente 3ª batalla de Ypres, fue el nombre que recibieron las operaciones militares que tuvieron lugar de julio a noviembre de 1917 en el sector de Flandes y en las que se enfrentaron fuerzas aliadas (británicas, australianas, neozelandesas y sudafricanas) contra el ejército alemán.
Desde el principio de la Primera Guerra Mundial, el sector de Flandes fue una zona de contínuos enfrentamientos entre las fuerzas de la British Expeditionary Force y el ejército alemán. En 1915, durante la 2ª batalla de Ypres los alemanes lograron hacer retroceder al ejército británico hasta la ciudad de Ypres. Esta retirada británica hacia Ypres creó el llamado Saliente de Ypres que dejaba la ciudad y sus aledaños expuesta al fuego enemigo por tres flancos, dos laterales y uno frontal. La delicada situación del Saliente hizo que Ypres fuese gradualmente destruida por la artillería alemana. Ésta en parte situada en una cresta – Gheluvelt Plateau - al sureste del Saliente contaba con un privilegiadopunto de observación causaba gran número de bajas en el bando británico. A pesar de ello, Ypres continuó teniendo un papel vital como enclave o centro neurálgico para la logística y el avituallamiento del ejército británico, así como de amenaza contínua para las bases submarinas alemanas de Zeebrugge y Ostende en caso de ataque. El Estado mayor alemán también temía que una rotura del frente rompiese el cordón umbilical existente entre su línea de frente y el centro neurálgico del Rhur desde el cual se abastecían militarmente. Si los británicos lograban romper el Saliente y tomar Gheluvelt Plateau podrían girar al norte y hacer retroceder a los alemanes hasta la costa belga y capturar los puertos/base de Ostende y Zeebrugge al enemigo. Las posiciones alemanes serían flanqueadas y su complejo industrial en la zona del Ruhr estaría amenazado. Uno de los factores que más influyó en la decisión de planear un ataque fue la gran presión que ejerció el Almirantazgo británico. Jellicoe, Primer Lord del Almirantazgo, observaba con verdadero estupor e inquietud lo que sucedía en el Canal de la Mancha. Para el Almirantazgo, el principal objetivo del ataque era tomar los puertos belgas que servían de base a los submarinos alemanes. Los U-Boats alemanes operaban desde Zeebrugge con gran éxito. Haig, consciente de la gravedad de la situación, decidió organizar una ofensiva que rompiese el frente alemán, que creía estaba al borde del colapso - creencia errónea, al igual que un año antes con la sangrienta ofensiva del Somme. El primer ministro británico David Lloyd George se opuso desde un principio a la ofensiva en Flandes, aunque debido a la ausencia de alternativas creibles se vio obligado a acceder a los planes del mariscal Haig. Más tarde, en sus Memorias, criticaría muy duramente la estrategia y tácticas militares de Haig. En las últimas decisiones sobre la ofensiva, Haig se vio alentado por uno de los éxitos más rotundos de la guerra ese mismo verano, el 7 de junio, en Messines ridge, durante la batalla de Mesines se capturó la cresta de Messines-Wytschaete bajo el mando del general Plumer. El plan original de Haig contemplaba arremeter contra el norte y el este del Saliente (Gheluvelt Plateau), y en conjunción con un ataque anfibio en Nieuport capturar las posiciones elevadas de Passchendaele que eran la clave de todo el sector.
Como esperpéntico colofón, Haig había ideado lanzar un ataque de la caballería a campo abierto para barrer las fuerzas alemanas hacia la costa. Haig tenía la firme y "curiosa" creencia de que la caballería como tal tenía reservada un lugar en la guerra moderna, desgraciadamente era un hombre terriblemente tozudo con una falta total de imaginación que desconocía por completo el efecto del alambre de espinos, las ametralladoras, los obuses y los bombardeos aéreos en los indefensos y vulnerables caballos. Otra de las consecuencias previstas que tendría la ofensiva en Flandes sería atraer al frente divisiones de reserva alemanas y aliviar así la presión al ejército francés, que necesitaba tiempo para recuperarse de Verdun y de Chemin des dames y que lo habían llevado a episodios de amotinamiento y casi al colapso. En el desarrollo y desenlace de la batalla de Passchendaele tres factores tuvieron una importancia capital: el campo de batalla, las condiciones climatológicas y las defensas alemanas.
1. El campo de batalla
Para entender la naturaleza y las consecuencias de las batallas de Passchendaele de 1917 (12 y 26 de octubre, 6 de noviembre) es necesario e imprescindible estudiar y considerar el terreno sobre el cual se luchó. Éste aparece claramente en la British Army's Ordenance Survey Map, General Classification of Ground, datado en noviembre de 1917, referencia Zonnebeke, número de serie 28NE1. El mapa muestra claramente como la tierra y el terreno están divididos por un elemento topográfico como es la cresta de Passchendaele (Passchendaele ridge). A cada uno de los lados de la cresta había grandes áreas de tierras de pasto anegadas e interconectadas, recuperadas, ya que anteriormente era un cenagal. Las áreas anegadas se drenaron con canales. Este sistema de drenaje podía con todo menos con las lluvias torrenciales de las épocas lluviosas. Es obvio que este sistema de drenaje era muy susceptible a los daños por el fuego de artillería. Passchendaele ridge era el arco que sostenía unidas las defensas alemanas al nordeste de Flandes. Destruirlo significaba poner en peligro toda la estructura defensiva alemana en el norte, y sobretodo las rutas de aprovisionamiento alemanas tanto de armamento como de provisiones y pertrechos. El Saliente de Ypres estaba situado en una zona de pastos de cotas bajas y onduladas que habían sido recuperados a lo largo de los años de tierras pantanosas por un elaborado sistema de drenaje. Las pasarelas estaban prácticamente a nivel del agua, incluso en verano, y estas tierras ganadas al mar eran extremadamente vulnerables al fuego de artillería que destruiría irremisiblemente el sistema de drenaje.
2. Condiciones meteorológicas
En la planificación de la captura de Passchendaele ridge, el comandante en jefe de la British Expeditionary Force (BEF), el mariscal de campo Sir Douglas Haig y su cuartel general cometieron dos graves errores de juicio. Primero, su excesivo optimismo sobre las condiciones meteorólogicas en otoño de 1917 ya que fueron reiteradamente advertidos de las posibles lluvias torrenciales de otoño, así como de las de verano, pero imperó en todo momento un claro exceso de optimismo. Segundo error de cálculo, el bombardeo previo a la ofensiva, de diez días de duración, fue totalmente inapropiado si se tiene en cuenta la naturaleza del terreno, y por tanto los inevitables daños que producirían en el sistema de drenaje de los campos. Flandes era famosa y conocida por su clima húmedo y lluvioso que acostumbraba a comenzar a finales de otoño. El inicio de la ofensiva se planeó para julio, aprovechando la exitosa batalla de Messines en junio. Julio y agosto eran meses en los que la meteorología era extremadamente caprichosa, alternando jornadas absolutamente caniculares con lluvias intensas y torrenciales. Las medias de precipitaciones en agosto los últimos años eran de 8 mm., en agosto de 1917 se registraron 76 mm. en solo cuatro días. Haig no era precisamente un general afortunado. En este caso, se unieron diversos factores, las lluvias de otoño se anticiparon y fueron excepcionalmente abundantes y sobretodo el desastroso e impracticable estado en el que quedó el terreno después de la destrucción del sistema de drenaje por efecto del fuego artillero. La falta de gravilla, piedra o cualquier otro tipo de sustrato unido a los altos niveles de agua acumulada hicieron que el terreno se convirtiese en una inmensa esponja. Fue cuestión de poco tiempo que la zona se convirtiese en un inmenso barrizal de lodo y fango junto con enormes e infinitos cráteres llenos de agua y lodo, que en múltiples ocasiones fueron trampas mortales para aquellos que se introducían bien para cubrirse del fuego enemigo o por qué cayeron heridos. Passchendaele fue una batalla que se luchó desde los cráteres lodosos y traicioneros como trincheras en las que las lineas de comunicaciones eran pasarelas de madera muy peligrosas, desviarse o resbalarse podía significar el caer en una especie de arenas movedizas.
3. Defensas y fortificaciones alemanas
Los alemanes sabían de la importancia estratégica de Flandes y de allí la impresionante fortificación a lo largo de su línea de frente. La inteligencia militar británica tuvo fugas y los alemanes conocían de antemano el ataque inminente y habían tomado contramedidas con el mismo. No es coincidencia que cuatro días antes del ataque, los alemanes se retirasen de su línea hasta la cresta de Passchendaele (Passchendaele ridge). Luddendorf, ante las continuas advertencias, envió al sector de Flandes a su estratega el coronel von Lossberg. Lossberg ordenó mover a las tropas de las trincheras a la línea fortificada, diseñada para resistir fuego de artillería pesada. Este movimiento dejó una amplia zona de tierras enchardas entre la nueva linea de frente alemana y los británicos. Las nuevas posiciones alemanas, la línea Hindenburg, era un sistema defensivo con una profundidad de tres líneas. La última de estas tres estaba fuera del alcance de la artillería británica. Entre las tres líneas había amplios cordones de alambradas de espina, fortificaciones de hormigón o blocaos y nidos de ametralladoras. El diseño de los cinturos de alambradas de espino creaban un recorrido que conducía a los atacantes a zonas mortales sin salida que eran barridas por las ametralladoras alemanas y que la artillería castigaba incesantemente. (Aún hoy se pueden observar estas fortificaciones de hormigón alemanas en el cementerio de Tyne Cot. La gran cruz está construida encima de esta estructuras, y otro blocao situado a la izquierda de la entrada fue usada por los camilleros como su pequeño cuartel general durante el ataque a Passchendaele ridge. Tyne Cot fue llamado así por los soldados británicos procedentes de Tyne que veían en los establos y granjas al oeste de la carretera Broodseinde-Passchendaele una similitud con los cottages de su tierra natal.) Los alemanes habían desarrollado un efectivo sistema de contraataque tan pronto como fuesen desalojados de sus posiciones originales. Tenían tropas de reserva listas para este tipo de operaciones de contraataque, prestas para arrollar al exhausto enemigo una vez ocupase las desconocidas trincheras alemanas. La artillería alemana también estaba mejor preparada que la británica, tenía mayor alcance, mejor puntería y los proyectiles eran de mejor calidad. Disponían también del gas mostaza como arma secreta que lanzarían mediante proyectiles. Se trataba de un líquido que abrasaba la piel en caso de contacto y en la zona de evaporación del mismo el efecto en los ojos era desastroso, en el caso de inhalación sus efectos en el sistema respiratorio eran irreversibles. No se encontró ningún antidoto, y después de usarlo por primera vez en una cortina de fuego el 26 de julio de 1917, uno de cada seis hombres del Vº ejército británico causó baja!! Las tropas británicas preparadas para el ataque su artillería estaban bajo observación directa de los alemanes desde lo alto de la cresta. Este detalle permitió a la artillería germana afinar la puntería y causar un gran caos en los planes de Sir Douglas Haig que le hicieron retrasar dos días el ataque de la fecha original que era el 19 de julio.
Los factores orográficos y meteorológicos empeoraron debido a la insistencia de Haig por iniciar un bombardeo sobre las posiciones alemanas previo al ataque. Haig había sido advertido de las consecuencias de este bombardeo. Muchos proyectiles quedaron cortos lo que convirtió el campo de batalla en un cenagal impracticable. No obstante, el bombardeo preliminar de dos semanas fue tan duro e intenso que una prácticamente una división entera alemana abandonó el frente. Desgraciadamente, la artillería alemana quedó totalmente indemne y la artillería australiana sufrió graves pérdidas ya que estaba situada a campo abierto. En la batalla de Passchendaele (17 - 30 julio de 1917) el ejército británico lanzó aproximadamente 4.300.000 proyectiles.Los alemanes usaban variedad de proyectiles: explosivos, de gas mostaza y gases asfixiantes.
Continua en: Passchendaele(II): la batalla
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