El general de la Rivière, creador del sistema defensivo de Verdún, ya había advertido que el talón de Aquiles de éste residía en el flanco izquierdo del Mosa. Esta era la lección aprendida por los alemanes en las maniobras militares anteriores a la guerra, y el hecho por el cual todos los asesores artilleros de Falkenhayn le insistieron en atacar en ambas orillas del Mosa. Incluso el príncipe Rupprecht le había insistido que la artillería francesa frenaría el avance de las tropas alemanas des del margen izquierdo. Pero el frio y el extremadamente cauteloso comandante en jefe hizo caso omiso a las advertencias. Él mismo en sus memorias argumenta que ya había considerado estas amenazas, pero creía, no obstante que aunque dispusiese de un mínimo de tropas disponibles, éstas se estrellarían contra el muro bien construido por el enemigo, en la orillas izquierda. Realmente, las posiciones francesas en el margen izquierdo el 21 de febrero no estaban mejor que en el falnco derecho.
El príncipe Wilhelm, cuestionado sobre futuros ataques en el sector de Verdún, abogó por continuar la ofensiva. No obstante, el factor sorpresa se había ya perdido, pero aún así la perspectiva de una victoria en Verdún le proporcionaba una inmensa excitación. Para continuar con la ofensiva sobre Verdún exigía tres condiciones: la primera era que la ofensiva debía llevarse inmediatamente al margen izquierdo del Mosa, no porque fuese la mejor manera de alcanzar Verdún, sino porque significaba un movimiento estratégico que quitaba presión y aliviaba el principal ataque alemán. En segundo lugar, debía tener las máximas garantías por parte del estado mayor que le serían facilitados el suficiente número de tropas y armamento para llevar a cabo y continuar la ofensiva, y no como ahora sino a gran escala. Tercera y última condición: se suspendería la ofensiva en el momento que "nosotros mismos nos percatemos que estamos sufriendo más bajas y más rápidamente que el enemigo"
Se desconoce la respuesta precisa de Falkenhayn. Se sabe, no obstante, que satisfizo al príncipe y al general von Knobelsdorf. Los preparativos se realizaron para lanzar una gran ofensiva en el margen izquierdo para el seis de marzo. Se destinó a un nuevo cuerpo del ejército, el VI de reserva. Simultáneamente se iba a lanzar un ataque sobre Fort Vaux, des del cual la artillería francesa había logrado diezmar y frenar el Vº Ejército alemán. Con este doble movimiento se iniciaba la llamada “batalla de los flancos”. La limitada inicial ofensiva de Falkenhayn iba a doblar su tamaño.
En el cuartel general del príncipe Rupprecht, más allá del Somme, éste anotaba en su diario: “He oído que se ha atacado en el margen izquierdo del Mosa. Debería haberse hecho antes, ahora ya no hay elemento sorpresa.
En el cuartel general del príncipe Rupprecht, más allá del Somme, éste anotaba en su diario: “He oído que se ha atacado en el margen izquierdo del Mosa. Debería haberse hecho antes, ahora ya no hay elemento sorpresa.
Geográfica y topográficamente, los dos márgenes del Mosa mostraban un apreciable constraste el uno con el otro. Una, la derecha presentaba una orografía plagada de pequeños valles y vertientes donde una densa vegetación boscosa permitía a los alemanes desplegar sus entrenadas maniobras de infiltración. La otra, la izquierda, era o estaba formada por extensas y abiertas llanuras donde pacían tranquilamente los rebaños de ovejas en las suaves vertientes. Los valles eran amplios, las cimas menos boscosa, la cobertura mínima y las vistas que ofrecían los puntos elevados extensas. De los puntos que el mando supremo alemán designó como objetivos a alcanzar estaba Le Mort Homme. Aunque esta elevación estaba unos trescientos más bajo que Fort Douaumont, el campo de visión desde ésta era muy destacable en todas direcciones. Capturar Le Mort Homme eliminaría la más mortífera de las artillerías francesas que estaban operando detrás de ella. Capturar Le Mort Homme significaría dominar claramente la siguiente cresta hacia Verdún, Bois Bourrus, donde estaban situada la artillería pesada francesa.
Le Mort Homme se iba a convertir en el centro de una amarga y sangrienta batalla que se prolongaría durante tres meses. Pétain en Souilly, convaleciente, no cesaba en preguntar si acaecía algo nuevo en el margen izquierdo del Mosa. El esperado ataque no se materializaba, a pesar de los constantes informes de inteligencia que advertían de los continuos movimientos de tropas y de la construcción de nuevos Stollen en el margen izquierdo. Pétain comentaba que los alemanes no sabían lo que hacían. Los franceses, esta vez, no serían cogidos por sorpresa. Las defensas fueron febrilmente reforzadas, y el fuego artillero francés ininterrumpido de forma que hasta el propio príncipe heredero Wilhelm reconoció que los preparativos para la ofensiva en la orilla izquierda del Mosa a menudo se veían interrumpidos.
Continua en: Ofensiva en el flanco izquierdo del Mosa (Verdún, marzo 1916) (2)
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