El traslado del IVº ejército alemán por vía férrea finalizó el 13 de
octubre. El 17, y tras largas marchas, alcanzaron el sector de Bruges-Thielt,
al este de Courtrai. El IIIº de reserva alemán se movía en dirección este desde
el eje del avance alemán, mientras su flanco mantenía el avance a lo largo de
la costa, y flanco izquierdo estava a tocar de Roulers, lo que ocultó el avance
del grueso del recién creado IVº ejército. Con objeto de equilibrar el avance,
se ordenó una corrección este-oeste en dirección al mar del Norte. El 15 los
alemanes ya habían tomado Ostende. Al día siguiente, 16 de octubre, la
vanguardia alemana ‘contactó’ con la caballería belga y con los puestos
avanzados que tenían los belgas al este del Yser. Después de dos días de
combates y refriegas, los alemanes obligaron a los belgas a retirarse hasta la
orilla este del Yser.
El 18 de octubre, los combates ya revistieron una mayor
dureza. Los belgas, divisiones 1ª, 2ª y 4ª, que defendían la línea de frente
desde la línea costa hasta Diksmuide (Dixmude) intentaron contener los embistes
de las vanguardias del IIIr cuerpo de alemán, que tenía órdenes de tomar como
fuese la población de Veurne (Furnes), unas millas al interior de la línea
defensiva belga. Los alemanes consiguieron llegar a las posiciones de la orilla
izquierda del Yser, aproximadamente hasta la línea de frente
Lombardsijde-Mannekensvere-Schore-Keiem. La línea aguantó hasta la caída de la
noche, pero horas después los alemanes capturaban la zona interior de la línea,
Schore y Keiem. Keiem fue recuperada esa misma madrugada. Los ataques se
retomaron a la mañana siguiente: tropas del XXIIº de reserva alemán se
desplazaron al sur de la línea, en ayuda del IIIº de reserva, y se enfrentaron
a contingentes franceses y belgas en el sector de Diksmuide. Keiem y Beerts
cayeron a primera hora en manos alemanas, pero esta última fue recuperada al
mediodía por la 5ª división belga y tropas de los ‘fusiliers marins’ franceses
que se vieron, sin embargo, obligadas a recular a posiciones más arreseradas
ante la fuerza del ataque enemigo, el XXIIIº cuerpo alemán. En este flanco de
la línea, todas las tropas aliadas, excepto los ‘defensores’ de Diksmuide, se
retiraron a la orilla oeste del Yser.
El 20 continuaron los enfrentamientos en
toda la línea, aunque con especial dureza en el sector de Diksmuide, donde
tropas de los cuerpos XXIIº y XXIIIº fueron rechazados con grandes pérdidas por
la guarnición de ‘fusiliers marins’ franceses que se habían hecho cargo de la
defensa de Diksmuide. Al norte del sector, en Lombardsijde, unidades del IIIº
cuerpo reforzadas con tropas de la 4º división Ersatz atacaron con dureza, pero
sin resultados concretos. El IVº ejército alemán estaba completamente
desplegado a lo largo del Yser. La 4ª Ersatz division frente a Nieuwpoort, el
IIIr cuerpo de reserva en Keiem, el XXIIº de reserva en el sector de Beerst y
el XXIIIª al este y sudeste de la posición de Diksmuide. En total siete
divisiones con una potencia de fuego de 700 piezas de artillería frente a cinco
divisiones belgas con prácticamente la mitad de artillería, 300 cañones.
El 21
de octubre, y después de un potente bombardeo nocturno, tropas alemanes
avanzaron a lo largo de toda la línea. Belgas y franceses lograron, sin
embargo, contener el ataque a fuerza de graves pérdidas. No obstante, esa misma
noche unidades del IIIr cuerpo alemán lograron cruzar el Yser al norte de
Tervaete, gracias en parte al fuego de cobertura de su artillería que se había
aproximado – hábilmente - a la zona de combate, junto con compañías de
ametralladoras que sostuvieron el franqueo del río. La 1a división belga lanzó
un infructuoso contraataque que permitió a los alemanes no sólo defender las
posiciones recién adquiridas sino capturar el 23 de octubre la población de
Tervaete, más al sur. Para contener el avance alemán se dispuso de la 3a
división belga, en reserva, pero apenas logró ningún éxito defensivo. La 42ª
división francesa, que había logrado un exitoso contraataque al este de
Nieuwpoort ese mismo día, fue trasladada al sector de Tervaete por el Alto
mando belga con el fin de atacar sin cuartel el flanco izquierdo de las
unidades alemanas que habían cruzado el Yser para lograr un posible repliegue.
La contraofensiva francesa, respaldada por fuerzas belgas de la 4ª división,
aunque no logró la retirada alemana a la orilla este del Yser, consiguió
pequeños avances. Los combates eran de una gran violencia, y el 24 de octubre
al atardecer ambos bandos rebajaron el nivel de intensidad. El cansancio era
generalizado. La 4. Ersazt division en Nieuwpoort y las unidades del XXIIº de
reserva alemán no habían conseguido ningún avance significativo. Especialmente
cruenta fue la lucha por Diksmuide, que los franceses defendieron de una forma
cuasi épica, rechazando 15 ataques alemanes solo el 24 de octubre.
Durante los
duros combates por Diksmuide, la artillería alemana había reducido la población
a cascotes. El ejército belga también había sufrido sobremanera. En varios días
de combate había perdido una cuarta parte de sus tropas y la artillería había
quedado reducida a la mitad, con apenas reservas para 160-170 proyectiles por
pieza. La situación era francamente desperada, lo que llevó al Alto mando belga
a tomar medidas extraordinarias, sobretodo ante la dudosa perspectiva de poder
sostener el nivel de combates mantenidos hasta el momento.
El 25 de octubre se
tomó la decisión, atribuida –según la leyenda- al general Foch, de abrir las
esclusas del Yser con el objeto de anegar e inundar el sector al este del
ferrocarril de la línea Nieuwpoort-Diksmuide y provocar la retirada de los
puestos avanzados alemanes. El territorio adyancente al rio Yser, así como la
zona que mediaba entre la población de Diksmuide y la costa belga formaba un
espesa ‘tela de araña’ de canales, esclusas y terraplenes que hacían del
terreno una verdadera pesadilla para cualquier ejército que quisiese avanzar de
forma ordenada rápida. Los terrenos de esta zona eran ‘polders’, es decir
tierras bajas ganadas a expensas del mar. El nivel de los canales estaba
regulado a través de esclusas y bombas que garantizaban el correcto
funcionamiento del sistema, que se controlaba esencialmente desde Niuewpoort,
donde se encontraban el Yser con el mar. El sector, pues, suponía un verdadero
obstáculo para el ejército alemán que ansiaba ocupar definitivamente todo el
territorio belga y poner en jaque a las fuerzas aliadas con la conquista y
captura del territorio costero francobelga que hubiese amenazado la
participación británica en el conflicto. En este sentido, la última y más
determinante medida para contener cualquier avance era anegar la zona para
convertirla en una inmensa marisma.
La tarde del 25 de octubre de 1914 se
abrieron las esclusas y comenzó a inundarse el terreno entre Diksmuide y el
mar. La línea de frente aliada, francobelga, se retiró a las posiciones
elevadas de la línea férrea que corría por detrás, con explícitas e imperantes
órdenes de sostener la línea como fuese hasta que todo el territorio estuviese
inundado.
Continua en: La batalla del Yser, 12 octubre-10 de noviembre de 1914 (III)
Continua en: La batalla del Yser, 12 octubre-10 de noviembre de 1914 (III)
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