El movimiento más notorio de la Sektion IIIb durante las primeras semanas de julio de 1914 fue el de notificar a los diferentes 'puntos' de vigilancia que se extremasen las medidas de 'observación' sobre posibles movimientos de tropas, sobretodo en territorio ruso. Neuhof, resalta, que sólo se aconsejó intensificar la vigilancia debido a la 'tensión austro-serbia'. Igualmente, y a pesar del ultimátum austríaco del 23 de julio, la actividad en la Sektion fue la acostumbrada, al menos hasta el 25. Asimismo, y a pesar de que se afirmó que von Waldersee estuvo siempre en contacto con Berlin durante sus vacaciones ese julio de 1914, recientes documentos muestran que cuando se reincorporó a su puesto el 23 tuvo que ser puesto al día de todo lo sucedido hasta el momento. Fue precisamente en ese momento, después de haber recibido el informe de Neuhoff que Waldersee ordenó que se tomasen medidas más serias. Estas medidas consistieron, principalmente, en intensificar por todos los medios posibles la vigilancia de lo que sucedía en la frontera oriental con Rusia. Al día siguiente, el 24 se ordenó la misma medida para las fronteras con Francia.
El 25 de julio el mayor Nicolai se incorporó de nuevo al mando de la Sektion IIIb. Aunque recibió mensajes de tranquilidad de los superiores del OHL, Nicolai ordenó la reincorporación inmediata de todo su personal, y lo más importante: ordenó a sus once agentes de información (Nachrichtenoffiziere) que se pusiesen manos a la obra y enviasen a sus agentes en el terreno a recabar información de primera mano sobre las intenciones de franceses y rusos. Los agentes de campos o spannungsreisende (viajeros de la tensión) eran, habitualmente, voluntarios que disfrazados bajo una apariencia de viajantes o delegados comerciales recogían todo tipo de información sobre los movimientos de tropas, traslados de material, etc. de los países a los que estaban destinados. Sus estancias eran breves, sobretodo si se trataba de recoger información sobre el traslado de tropas a las fronteras. Y ésta era el tipo de información que requería el mayor Nicolai y la OHL. Desean conocer los planes enemigos sobre movimientos de tropas y abastos, para así poder planear y establecer una planificación de cara a una movilización general. Datos que, en cierta manera, negarían la evidencia de que Alemania pensaba movilizar sí o sí, sin contar con la reacción general de las otras potencias.
Ante la urgencia de noticias, el mismo día 25 de julio, el NO en Königsberg, el capitán Gempp informó a la sede central de la Sektion IIIb que durante la noches previas, el intercambio telegráfico entre la torre Eiffel y la estación inalámbrica rusa de Brobuysk había sido más largo de lo habitual. Igualmente, el agregado y plenipotenciario militar alemán en la corte del Zar, el Generalleutnant Oskar von Chelius, informó de que tropas acantonadas cerca de S. Petersburgo habían sido enviadas de inmediato a sus guarniciones de origen y de que observaba una gran excitación el cuartel general ruso a causa de la actitud austríaca contra Serbia. Ante las alarmantes notícias procedentes de Rusia, la Sektion IIIb decidió pasar estas informaciones a sus NOs en la frontera con Rusia para que cada una de ellas siguiese los movimientos del enemigo con mayor precisión y exactitud. Por su parte, Nicolai contaba con su propio equipo de viajeros. Envió a cuatro de ellos a S. Petersburgo, Varsovia, Moscú y el último a Vilna y Minsk. Los informes de todos ellos concluían que Rusia estaba en claro estado de alerta ante un inminente conflicto, sobretodo en el caso austríaco. En el caso francés, las medidas que se tomaron fueron más cautas, las razones pueden deberse - sobretodo - al hecho de que el informante que tenía la Sektion IIIb informaba de forma periódica y puntual sobre cualquier alteración o cambio en el ejército francés. De hecho, el OHL - de manos de la Sektion IIIb - conocía perfectamente los detalles del plan ofensivo francés, el famoso plan XVII, en caso de un estallido bélico.
Las medidas de vigilancia propuestas por la Sektion IIIb no tardaron en dar sus frutos. El 27 de julio, la oficina de Königsberg informaba de que las guarniciones rusas situadas en la frontera con la Prusia oriental habían sido puestas en alerta, de que se había observado transporte de tropas desde Kovno hasta la frontera y que se habían puesto en circulación numerosos convoyes de trenes hacia el interior en busca de más tropas. Al día siguiente, tales informaciones fueron confirmadas desde otras oficinas de la Sektion IIIb en la Prusia oriental. Por su parte, la nueva oficina de inteligencia, la Nachrichtenabteilung IV K, del Grosse Generalstab confirmó que los movimientos que se operaban en territorio ruso coincidían con el programa de preparación para la guerra del ejército ruso.
Sin embargo, y muy a pesar del jefe del OHL, Helmuth von Moltke y del ministro de la guerra Erich von Falkenhayn, el canciller alemán Bethmann Hollweg no ordenó la declaración oficial del 'Drohende Kriegsgefahr', el programa de 'peligro inminente de guerra' que permitía una movilización general del ejército de cara a una intervención defensiva u ofensiva.
Bethmann Hollweg consideraba que la diplomacia aún tenía lugar en el escenario internacional, aún a pesar de las inquietantes noticias recibidas de la frontera con Rusia. Sólo el 29 de julio se ordenaron de forma limitada medidas de agrupación y traslado de unidades para reforzar los pasos fronterizos y los puentes que unían Prusia con Rusia, especialmente. Asímismo, y como medida diplomática, la cancillería alemana envió sendos mensajes a sus respectivos colegas francés y ruso, advirtiéndoles que los movimientos preparatorios que estaban llevando a cabo acabarían por provocar la proclamación de la movilización general alemana. La decisión de Bethman Hollweg de posponer la declaración de 'peligro inminente de guerra' se puede observar desde un doble prisma: por un lado, desde la postura de querer encontrar una solución diplomática a la tensión internacional, o bien con la intención de atrasar la movilización general alemana con el fin de que fuesen los rusos los que diesen el primer paso y librarse de esta manera de una posible culpabilidad en el desencadenamiento del conflicto.
Moltke, por su parte, también era reacio al hecho de proclamar el estado de guerra general. Al menos así lo mostró en su reunión con el Kaiser Wilhelm II y Falkenhayn. Se cree que Moltke actuó así porque el Kaiser mantenía todavía una visión pacífica del conflicto, y porque había recibido informes directos de la Sektion IIIb donde se mostraba que algunos de los preparativos rusos no eran tan sistemáticos como se había pensado en un primer momento. Igualmente, el coronel von Grieshiem, jefe de la nueva unidad de inteligencia (Nachrichtenabteilung IV K), poseía unos informes en los que se corroboraba lo datos ofrecidos por la Sektion IIIb sobre los tímidos preparativos rusos. Por ello, en el llamado 'Tercer informe' que pasó von Greisheim al OHL a las cuatro de la tarde del 29 de julio sólo se recomendaba un absoluta y estricta vigilancia de los puntos fronterizos, incluidos los puentes, con Rusia.
El 30 de julio, poco antes del mediodía, la cancillería alemana en Wilhelmstrasse recibía la notificación de parte de su embajador en Rusia, el conde von Pourtalès y posteriormente del embajador ruso en Berlín de que el Zar había ordenado la movilización general con Austria-Hungría. La noticia de la movilización rusa la habían recibido algunos agentes de la Sektion IIIb casi un día antes, la tarde del 29 de julio.
Fueron especialmente los informes de la Sektion IIIb los que empujaron a Moltke a pedir insistentemente a Bethmann Hollweg la declaración de movilización general. Pero tampoco hay que dejar pasar por alto que von Greisheim le facilitó también al jefe del Alto estado mayor alemán un informe en que se mostraban los claros preparativos belgas dentro de sus fronteras. El Plan Schlieffen comenzaba a inquietar a Moltke. Le asustaba, sin duda, una perspectiva de dos frentes de guerra.
Por su parte, la Sektion IIIb recibió diversas informaciones que indicaban que el ejército ruso había pasado de movilización parcial a general el 30 de julio por la tarde. Informaciones que pasó al OHL, pero que fueron consideradas poco 'concluyentes'. Seguía la calma tensa.
3 comentarios:
En su momento leí la primera parte y tenía ganas de su continuación. Este asunto del espionaje en la Gran Guerra es tan desconocido como apasionante. Tómate tu tiempo Xavier, pero que sepas que aquí hay uno que seguirá a la espera. Buen trabajo. Como todas tus entradas. Un saludo.
Amigo Humberto,
Agradezco muchísimo tus comentarios. La verdad es que el tema es tan interesante como complejo. No te puedes imaginar la cantidad de recobecos que dió el asunto de julio de 1914 en las cancillerías europeas...
El próximo capítulo son las conclusiones que, por cierto, tienen tela, tela.
Un saludo
Gran blog, soy profesor de secundaria y he trabajado con mis alumn@s varios textos en clase.
Buen trabajo y muchas gracias por compartir tantos datos.
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