La opinión de los intelectuales fue quizás una de las armas propagandísticas más rentables y menos calculadas de la Gran Guerra, al menos en los inicios del conflicto. Su parecer como figuras relevantes en el mundo de la cultura se tomó a veces como ejemplo e incluso como dogma. De entre las voces que se levantaron para expresar su sentir sobre el conflicto destaca la del escritor e intelectual inglés H.G. Wells. Su opinión fue una de las más beligerantes con Alemania al acusarla de ser la verdadera causante y artífice de la guerra. Una guerra que según su parecer consumiría a la civilización en una gran hecatombe. Sin embargo, consideraba esta catástrofe como necesaria para purificar a la civilización de elementos perniciosos como algunos de los rasgos que definían al Estado alemán.
Las ideas y postulados de Wells no caerían en saco roto ya que una vez creado el War Bureau Propaganda las autoridades le pidieron que colaborase activamente.
Así, H.G. Wells como otros miembros destacados de la intelectualidad británica se prestaron a tareas de apoyo propagandístico a favor del bando aliado.
A continuación, se muestra uno de las opiniones más tempranas de Wells sobre la guerra. El fragmento está extraido de l'Esquella de la torratxa, publicación periódica catalana de marcada vocación progresista para la época y de clara tendencia aliadófila.
Las ideas y postulados de Wells no caerían en saco roto ya que una vez creado el War Bureau Propaganda las autoridades le pidieron que colaborase activamente.
Así, H.G. Wells como otros miembros destacados de la intelectualidad británica se prestaron a tareas de apoyo propagandístico a favor del bando aliado.
A continuación, se muestra uno de las opiniones más tempranas de Wells sobre la guerra. El fragmento está extraido de l'Esquella de la torratxa, publicación periódica catalana de marcada vocación progresista para la época y de clara tendencia aliadófila.
Traduccion al castellano:
"Soy un gran entusiasta de esta guerra contra el militarismo prusiano. Creo firmemente que nuestra generación asiste al fin de una vasta e intolerable opresión impuesta a la civilización y a la libertad. Luchamos para deslibrar a la propia Alemania y al mundo entero de la superstición que consiste en creer que la brutalidad y el cinismo són los sistemas más exitosos, que la autocracia es superior a la democracia y que el ejército de cuartel vale más que la nación armada ... "Sentimos una gran angustia ante la tarea que nos hemos impuesto, pero nuestra decisión es firme. Estamos dispuestos a afrontar todo tipo de desastres, los peligros más terribles, los fallos más grandes, el hambre más horrenda, todo menos la derrota. Ahora que hemos comenzado la lucha, lucharemos, si es preciso, hasta que nuestros hijos mueran extenuados en nuestros hogares, lucharemos hasta que el último de nuestros barcos se hunda en la pregonas aguas del oceáno... "Esta guerra no acabará diplomáticamente, sino que pondrá fin a las diplomacias. Es una guerra totalmente diferente de todas las otras que la han precedido. Cuando habrá acabado, no tendrá lugar una conferencia de paz a la antigua, sino una conferencia de fraternidad universal..."
H.G. Wells
Interesante e curiosa opinión la de Wells. Estaba totalmente convencido de que la guerra era claramente diferente a las anteriores, tanto por el número de naciones implicadas como el grado de desarrollo tecnológico que había alcanzado la humanidad. No en vano, Wells fue sino el fundador de una nueva literatura fantástica, sí el que creía con más fe en el nuevo rol de la máquina en el desarrollo histórico de la humanidad. Wells muestra una confianza en la victoria aliada, así como la redención de la Alemania militarista en su derrota. Cree también en una purificación espiritual de la civilización y del inicio esperanzador hacia una fraternidad infinita.
Desgraciadamente esto último no fue así, como tampoco significó el fin de las diplomacias. Su error más inocente fue el creer que el final de la guerra significaría una nueva era más pacífica y esperanzadora en la historia de la humanidad. Fue sólo el entreacto en la tragedia.
Desgraciadamente esto último no fue así, como tampoco significó el fin de las diplomacias. Su error más inocente fue el creer que el final de la guerra significaría una nueva era más pacífica y esperanzadora en la historia de la humanidad. Fue sólo el entreacto en la tragedia.
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