The Myth of the Great War de John Mosier es una caleidoscópica visión de la Gran Guerra desde el punto de vista militar. Se trata de una obra muy buena. Sin embargo, en su poligonal desarrollo, una de las caras o aristas no acaba de encajar. Qué quiero decir? El prólogo a la obra del mismo autor es toda una declaración de intenciones. En él, el autor propone desmontar el gran mito de la Gran Guerra. Pero, cuál es el mito? El mito, según Mosier, es la idea universalmente aceptada de que los ejércitos aliados en su totalidad derrotaron a las fuerzas de las potencias centrales y más especialmente al ejército alemán. La misión/visión de Mosier es puntualizar y matizar esa cuestión. Simple y claro, para Mosier no fueron ni los franceses, ni los británicos, ni por supuesto los rusos los que vencieron a los alemanes. Fueron tropas norteamericanas. Mosier lo suelta sin tapujos y el lector animado por la contundencia de la afirmación recoge el guante del autor. Sin embargo, el lector tendrá que esperar con el guante en la mano hasta trescientas páginas más adelante para averiguar si el desafío valía la pena. En mi caso considero que no. Por que no? Pues porque los argumentos expuestos para defender la teoría de que las tropas de la American Expeditionary Force ganaron la guerra para la causa aliada no están ni mucho menos a la altura de las expectativas del prólogo.
Excepto esta cuestión no bien resuelta, Mosier cimenta y basa sus interesantes teorías en tres o cuatro ideas básicas. Éstas se basan en argumentos sencillos, claros y muy bien explicados y argumentados, tanto por lenguaje y dotes didácticas como por el manejo de la información en general y los datos con los que cuenta, amén de una tarea documental de gran valor. Las líneas maestras en las que se basa el libro de Mosier son:
1. El ejército alemán es superior al resto de los ejércitos aliados hasta mediados de 1918, sin contar con las fuerzas de la AEF. Superior en cuanto a formación militar, armamento, equipamiento en general, logística, una mejor preparación de la oficialidad y un largo etcétera.
2. El ejército alemán es superior al resto de los ejércitos aliados en cuanto a estrategia militar, evolución de las técnicas y operaciones de ataque.
3. Los mandos militares de los principales ejércitos de la Entente estuvieron marcados por una inoperancia e incompetencia supinas. Pocas son las excepciones (Pétain, Fayolle, Plummer).
4. Las bajas. Este línea de investigación es básica para demostrar el punto anterior, así como para argumentar y sustentar la mejor preparación del ejército alemán a todos los niveles.
El autor realiza un profesional y concienzudo análisis con los datos de posguerra de los diferentes contendientes (Francia, Alemania, Reino Unido, Australia, Canadá, Rusia), y concluye que las bajas fueron el fiel reflejo de una pésima planificación militar aliada, así como de una oficialidad con graves enormes carencias organizativas, estratégicas y de mando. A lo largo del libro, Mosier sólo lograr salvar de la quema de la alta oficialidad aliada a tres o cuatro generales, la mayoría de los cuales eran franceses. En contraposición con la nulidad generalizada en los estados mayores aliados, se ensalza con gran detalle la capacidad de combate, innovación y evolución en las nuevas técnicas de combate del ejército alemán a lo largo de toda la guerra. Uno de las ideas que permanece en la retina del lector es la sensación de homenaje que realiza el autor al ejército alemán en todas sus facetas: preparación, coraje, entrenamiento, armamentos, estrategia, etc. Por contra y con los datos en la mano, la imagen que ofrece de los ejércitos aliados es desoladora.
Continuará en: The Myth of the Great War, John Mosier (II)
Excepto esta cuestión no bien resuelta, Mosier cimenta y basa sus interesantes teorías en tres o cuatro ideas básicas. Éstas se basan en argumentos sencillos, claros y muy bien explicados y argumentados, tanto por lenguaje y dotes didácticas como por el manejo de la información en general y los datos con los que cuenta, amén de una tarea documental de gran valor. Las líneas maestras en las que se basa el libro de Mosier son:
1. El ejército alemán es superior al resto de los ejércitos aliados hasta mediados de 1918, sin contar con las fuerzas de la AEF. Superior en cuanto a formación militar, armamento, equipamiento en general, logística, una mejor preparación de la oficialidad y un largo etcétera.
2. El ejército alemán es superior al resto de los ejércitos aliados en cuanto a estrategia militar, evolución de las técnicas y operaciones de ataque.
3. Los mandos militares de los principales ejércitos de la Entente estuvieron marcados por una inoperancia e incompetencia supinas. Pocas son las excepciones (Pétain, Fayolle, Plummer).
4. Las bajas. Este línea de investigación es básica para demostrar el punto anterior, así como para argumentar y sustentar la mejor preparación del ejército alemán a todos los niveles.
El autor realiza un profesional y concienzudo análisis con los datos de posguerra de los diferentes contendientes (Francia, Alemania, Reino Unido, Australia, Canadá, Rusia), y concluye que las bajas fueron el fiel reflejo de una pésima planificación militar aliada, así como de una oficialidad con graves enormes carencias organizativas, estratégicas y de mando. A lo largo del libro, Mosier sólo lograr salvar de la quema de la alta oficialidad aliada a tres o cuatro generales, la mayoría de los cuales eran franceses. En contraposición con la nulidad generalizada en los estados mayores aliados, se ensalza con gran detalle la capacidad de combate, innovación y evolución en las nuevas técnicas de combate del ejército alemán a lo largo de toda la guerra. Uno de las ideas que permanece en la retina del lector es la sensación de homenaje que realiza el autor al ejército alemán en todas sus facetas: preparación, coraje, entrenamiento, armamentos, estrategia, etc. Por contra y con los datos en la mano, la imagen que ofrece de los ejércitos aliados es desoladora.
Continuará en: The Myth of the Great War, John Mosier (II)
3 comentarios:
Ja ja
"Fueron tropas norteamericanas. Mosier lo suelta sin tapujos y el lector animado por la contundencia de la afirmación recoge el guante del autor"
le tengo que pasar esta entrada al bueno de Schwejk, se muere!
por cierto, perdona que últimanete tenía muy olvidado el blog (donde por cierto para unas búsquedas en castellano sale como prmera referencia.Enhorabuena!)
Tu relación con el libro de Mosier parece, por momentos, la crónica de una decepción. Si bien el camino recorrido no ha sido en vano, pues los argumentos y datos que ofrece parecen de gran valor, cuando da el salto a las conclusiones parece que se la pega, que todo el libro había estado muy bien pero que de lo que dice sólo el propio Mosier deduce que los Estados Unidos ganaron militarmente la Primera Guerra Mundial.
Sois grandes compis !!!
Me alegro que no deje indiferente ni el libro, ni la reseña.
El libro de Mosier no me lo llevaría a una isla desierta, a vosotros sí.
P.D.: No malpenséis, y gracias por leer mis crónicas ...
Un saludo, nos vemos en la trinchera.
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